Comentario
Las imágenes conservadas son en general escasas y toscas. Presentan un carácter rígido, lo que hace difícil establecer una cronología. La frecuencia de los temas es indicativa de la difusión en su caso del culto a los santos. San Juan Bautista es relativamente frecuente. En San Juan de Baños existe una escultura en alabastro con túnica corta y manto, y aparece en actitud de mostrar el Cordero sobre un libro. En la catedral de León se conserva otra particularmente notable. De alabastro es el San Bartolomé de Paredes de Nava, cuya calidad de los pliegues delata a un artista bien dotado. Mahn data dicha imagen y una Santa Catalina, también en el museo de Santa Eulalia, en el siglo XIV.
El pueblo se mostró especialmente sensible a la devoción de Santiago, hecho motivado en gran manera por las peregrinaciones jacobeas. Se localizan ejemplares en lugares bastante alejados del Camino.
Santos patronos, en particular obispos, son frecuentes en la iconografía. Todos responden al mismo tipo: van ataviados de pontifical y portan el báculo. Los más populares son san Blas y san Agustín, que aparecen bendiciendo y son generalmente imberbes.